Maria Emilia !



viernes, 2 de octubre de 2009

Tengo miedo, miedo de crecer, miedo de sentir, miedo de no poder, de no lograr, miedo de ser quien soy, miedo de lastimar, miedo de amar, miedo de vencer o de simplemente perder. Miedo a decir que sí, miedo a no saber, en fin, miedo a vivir la verdadera realidad.
Hoy me doy cuenta de lo que realmente es la vida, empiezo a admitir demasiadas cosas que me hacen entrar en crisis; quizás una simple crisis que todos tienen en su debido momento, o tal vez esto se llama CRECER.
Ese es mi miedo, crecer, algo que veo tan lejano... Que cuando menos te das cuenta la vida se te paso en un abrir y cerrar de ojos. Te parás en un cierto momento y pensás que nada más querés volver a ser aquella niña. Añorás cada momento de tu infancia, en la que no tenías problema alguno, en la que constantemente estabas de la mano de tu mamá o papá. Antes te caías de un tropezón y ahí estaban tus viejos para ayudarte a levantar; ahora te caes y vos ves que ellos están ahi, pero sólo vos y nadie más que vos tienen que poderse levantar, que ya no es deber de ellos sino tuyo.
Me da miedo de sólo pensar que un día "ellos" ya no van a estar.
Un padre, una madre son mucho más importante de lo que uno piensa, porque las palabras de un padre, su mirada, viven en nosotros. Es como que los padres te dan una caja de herramientas, si vos tenés un problema metes mano en esa caja y sacas la herramienta que necesitas para arreglarlo. Pero cuando el padre faltó o falló tenés un problema, metes la mano en la caja y no hay nada, estás perdido. Sin esas herramientas es como que estás desnudo, sin armas para enfrentar la vida. Porque un padre nos da eso, nos da armas para pararnos, para pelear por un lugar. Y cuando dejas de pelearla te morís, te caes, te vas. Lo que te mantiene vivo no es ganar sino pelear. La pelea perdida es la que no se peleó. Camarón que se duerme se lo lleva la corriente. No está muerto quien pelea. Tal vez te cruzaron un cross de derecha, te hicieron besar la lona, sangrar, llorar, pero hay que seguir peleándola hasta el final. La única forma de aprender a pelear es peleando, es no rendirse jamás. Rendirse es mirar la pelea desde afuera, ver como otro pelea esa pelea que es nuestra. Pelearla hasta el final, hasta el último round. Pocas cosas me enseño mi viejo, pero grosas. Me enseñó que el ring nunca se abandona, nunca se tira la toalla, y se pelea con garra hasta el último round.
Hoy admito que HAY TAL CRISIS! Pero debo pasarla, dejarla atrás, o mejor dicho tomarla para poder crecer sin miedo alguno. Porque ésto es la vida misma...
Ésto se llama CRECER.

No hay comentarios: