Desde cuándo me importa tu opinión, desde cuándo tenés participación. Y no sé con exactitud quién es receptor en esta comunicación. Pero el mensaje es claro, y espero que no haya interferencias. Soy más de lo que piensan, y tengo mucho más potencial. Y tíldenme de autosuficiente. Yo prefiero llamarlo seguridad. Ya no quiero celos, ni resentimientos. En mi cuerpo no hay espacio para esos sentimientos. Hay otros, muchos otros que no les dejan lugar. Pensás que podés ganar mi juego. Pero aquí yo pongo las reglas y voy modificándolas en la marcha. Y si no te gusta, entonces puedes dejar de jugar. Es un sueño el que estoy viviendo. Me doy cuenta que lo puedo manejar. No tenés capacidad de entrar en mi cabeza si ya no pienso en vos. Vete lejos, o quédate. Mi piel es gruesa y no tenés suficiente fuerza para traspasarla ya. Decís que no hay tiempo para todas las cosas que yo quiero hacer. Pero tengo tiempo para todas ellas. Yo hoy decido. Y decido que sólo no tengo tiempo para escuchar tu opinión. Y si no te gusta lo que ves, puedes empezar a cerrar los ojos. Y si no te gusta esperar, puedes no hacerlo e irte a otro lugar. Porque ya no me interesa mantenerte conmigo, así que no hay nada en lo que podamos negociar. Yo escribo en estas páginas. Y mi memoria es selectiva, como la tuya y las de tantos más. Y si quiero recordar cuando jugaba a ser un principe, y olvidar que todo era un juego, entonces así es como lo haré. Y si voy en círculos, sin llegar a ningún lugar, es porque me siento cómoda donde estoy. Y estoy segura que a esta altura ya dejaste de escuchar mi hilo de pensamientos. Me crees paranoica, no? Ya no estoy escribiendo para nadie, así que podemos decir que sí lo soy. Pero tengo tanto tiempo para paranoias. No sabes cuánto! Cada hora podemos dividirla. Así como cada minuto, segundo y santiamén. Cada uno de ellos es infinito. Yo doy cuerda a mi reloj en este, mi lugar.